En más de una ocasión me han preguntado el origen del sobrenombre, con el que firmo, “Metamorfosis” y aunque originariamente proviene de otro blog que tengo, sobre una línea de complementos, al escribir en este blog no lo quise cambiar, porque me di cuenta de que estoy pasando por una etapa de cambio y transformación.
La metamorfosis es un proceso necesario para esculpirnos el alma a voluntad del destino. Hay personas que han sido purificadas en la soledad del desierto, donde son abatidos los egos hasta convertirlos al parecer sólo en otro grano de arena que vuela el viento... Débiles, desamparados y con el alma rota... con el ego abatido hasta el polvo...
Desde allí muchos han renacido como mariposa en vuelo.
Muchos no pueden ir al desierto ni están preparados para tal limpieza del alma, así es que solo les quedan los aprendizajes y las propias metamorfosis, las que siempre se cobran el noviciado del aprender... al menos pagan con crecimiento y pureza del corazón...
Es una transformación sedienta, acalorada… una forma extrema de la transformación del alma a un nivel personal en la que ni siquiera se puede contar con una palabra amiga, un quita sol, un abrigo o un vaso de agua que beber en este desierto particular... Desolador panorama que imagino supera a muchas personas, pero que transforma por completo a quienes logran salir de allí...
A las mariposas, digamos mariposas de tomo y lomo... ¿Les dolerá realmente su metamorfosis?... Las veo tan preparadas para sufrir o disfrutar aquella transformación, no sé cuál será su realidad. Pero, de nuestras pobres almas, que a veces no parecen más que una pluma en el viento, nos duele hasta la risa y el encanto...
A merced de un aprendizaje muchas veces impiadoso, parecemos estar... pero yo al menos me siento agradecida. Creo que todo ayuda a bien… al hombre de bien, y que cada cosa que nos sucede es un regalo maravilloso de la vida, a veces basta secar algunas empañadoras lágrimas para poder apreciarlo mejor...
Benditas lágrimas que curan el alma y que son como colirio a los ojos en las metamorfosis de la vida...
Duele, el dolor es parte de la metamorfosis, en tanto más duela, es que más se trabaja en nuestros corazones; cada cambio, cada sufrimiento traen consigo grandes lecciones de vida y crecimiento; si no duele, no hay metamorfosis, y si no hay metamorfosis, no habrán nunca mariposas en vuelo.
Es la única vía que existe para encontrar el verdadero sentido a la existencia; casi siempre sucede con dolor, me pregunto: ¿a qué mariposa no le habrá dolido transmutar de un gusano a una brillante mariposa?, ¿no es en las pruebas y en medio del dolor donde más aprendemos y maduramos?
Una vida sin tribulaciones no es una vida, el crecer verdaderamente en espíritu requiere de pruebas, requiere de lentas metamorfosis de la manera que sea; a final de cuentas sólo en la prueba, vencerán los que hayan descubierto el centro de la luz de sus corazones.
"En la búsqueda del cambio encontré la perfecta analogía del ser humano con la mariposa. Su metamorfosis hace evidente su evolución. Pasa de un estado limitado a otro en el que puede volar libremente, ella experimenta la mutación del ser limitado por su propia condición, a la del ser autosuficiente, largo y complejo en su desarrollo para buscar lo que verdaderamente es"